Su origen se remonta al siglo XII en la India, en las regiones de Rajastán, Punjab y Gujarat, donde las clases sociales menos privilegiadas lo comenzaron a implementar como recurso natural de belleza ante la falta de posibilidades de adquirir joyas.
En la actualidad, ésta técnica de coloración natural de la piel se ha convertido en un rasgo indisociable de la cultura hindú y es utilizado por mujeres de todas las clases sociales, para embellecer manos y pies, en ocasiones festivas como bodas y nacimientos.
Los motivos, que destacan por sus elaborados diseños, más allá de su innegable atractivo, cuentan con un simbolismo arraigado a la cultura hindú, asociados a la abundancia, la felicidad, la belleza, protección de males y fertilidad entre otros.
El proceso tradicional de elaboración consiste en realizar una mezcla que se compone de un polvo de hojas secas de la planta Lawsonia Inermis, comunmente conocido como Henna, jugo de limón, aceite puro de eucalipto, infusión de té negro y azúcar. Sin olvidarnos de un ingrediente especial, que es la habilidad de las mujeres hindúes que han hecho del Mehndi, un verdadero ARTE.
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